Monday, October 22, 2007

Luis García Orso, comenta EL GRAN SILENCIO, de Gröning



EN EL GRAN SILENCIO


El cineasta alemán Philip Gröning se acercó a los Cartujos en 1984 para proponerles algo atrevido y casi imposible: filmar su vida monacal, y tuvo que esperar 16 años para realizar este documental: Into Great Silence/ Die Grosse Stille (En el gran silencio). La Orden de la Cartuja fue fundada en 1084 por San Bruno. El monasterio de La Gran Cartuja, construido en 1688, se encuentra en los Alpes franceses, cerca de Grenoble. Gröning pasó seis meses viviendo en la Cartuja, siguiendo paso a paso la vida de la comunidad, haciendo él solo todos los oficios de una filmación. El resultado final es este extraordinario documental de 2 horas y 42 minutos que nos lleva a la contemplación, la meditación, la paz, la comunión; a hacer desde la pantalla una experiencia del Espíritu.

En la película vamos siguiendo el paso del tiempo a través de las estaciones, de la nieve de invierno al florecer de la primavera, insertos en la vida misma del monasterio por medio de una cámara siempre devota y respetuosa. El gran silencio de la Cartuja se llena de sonidos cargados de significados: la campana que llama a la oración, el tic tac de un reloj, el pasar las páginas de un libro, los cantos gregorianos, el frotar de la tela de los hábitos al caminar, las pisadas sobre las duelas, las paladas en la nieve del huerto, cortar verduras en la cocina, aserrar leños para la chimenea, cortar el pelo con una máquina eléctrica….El silencio nos hace descubrir la vida contenida en todas las pequeñas cosas del día, repleta de sentido para una comunidad de hombres de todas las edades entregados al silencio y a la oración. Quizás también para nosotros, si recuperamos el valor de las cosas más simples del día. Parece que nada sucede, y sin embargo, algo muy grande está sucediendo.
La regla del estricto silencio abre un espacio de convivencia fraterna en un paseo dominical de cuatro horas. Entonces los monjes se resbalan por la nieve de una colina y juegan como niños, o conversan libremente sobre los símbolos que nutren su vida de significados. “Toda existencia –dice uno- está construida a través de símbolos y de signos”

La invitación repetida por medio de las campanadas a rezar la liturgia de las horas del día va convirtiendo en liturgia, en adoración, en comunión con Dios y con el mundo, cada tramo de la vida cotidiana. Entonces el tiempo y el espacio de una celda se van colmando de sentido y de eternidad. Para ayudarnos a hacer también nuestra esta experiencia, unos textos bíblicos van guiando el recorrido: “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir” (Jer 20, 7), “El que no renuncia a todo lo que tiene (y va detrás de mí), no puede ser mi discípulo” (Lc 14, 33).
De principio a fin del documental vemos a hombres arraigados en el silencio frente a un Dios que se acerca, que habla, que siempre está presente, que enamora. Cada uno tiene un corazón de discípulo que escucha y va detrás de Él…En confesión de ellos, Dios es todo Bondad, todo Misericordia, y sólo desea nuestro bien y que seamos felices. En el gran silencio hacemos la experiencia de que así es para nosotros, de que así es Dios.

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Luis García Orso, S.J.
México, Octubre 19 de 2007

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